viernes, 30 de noviembre de 2007

¿Un "modo aristocrático de vida"?

¿Por qué insistir en diferenciar la propuesta de “modo aristocrático de vida” de las acepciones “decadentes” de aristocracia en el camino hacia una posible resemantización radical del término? Pues porque el arrastre de residuos de sentido propios de la moral judeo-cristiana ha contaminado -casi a muerte- a la noción de aristocracia. Un poco antes de la irrupción del cristianismo, ya entre los griegos de los tiempos socrático-platónicos se había comenzado a “decadentizar” los aspectos noble-heroícos de los aristócratas tal como los había presentado y descripto Homero mucho más atrás. Pero a pesar de esto último, una vez más, vale la pena “la vuelta a los griegos” (al menos a los presocráticos sin lugar a dudas). Esa sigue siendo una ruta que abre luz contra las sombras de las doctrinas del resentimiento, una doctrina cuyo cuerpo y seudópodos morales no tardaron en alcanzar a las principales características de aquel “modo aristocrático de vida” para circunscribirlo dentro del cerco de “lo malo”. Ese “modo aristocrático de vidaque aquí nos interesa rescatar y revalidar conlleva la dura tarea de vaciado de significaciones. E incluso, por momentos, implica poner “patas para arriba” ciertos sentidos comúnmente asociados a lo aristocrático.

A partir de lo anterior emergen una pregunta y su respuesta provisoria, y a partir de ambas se puede arrimar a una primera instancia de desafío intelectual: ¿estamos en condiciones de “imaginar” (crear, invencionar, engendrar) una noción de aristocracia tal que convoque la generosidad, la competencia, la superación, el ideal de perfección, la autosuperación, el egoísmo, la libertad, la autonomía?

A esta altura, alguien bien podría preguntarse si es posible hoy (aquí, en este enmarañado Siglo que aún despunta) vivir de acuerdo a un “modo aristocrático de vida”, máxime si con ello queremos decir que se trata de plantear una posibilidad ontológica nueva, un modo radicalmente nuevo de subjetivación aunque veamos ya sus trazas en héroes como Aquiles, en mitos como el de Hércules, en biografías como la de Sapho, en el devenir de un Alejandro Magno, o en vidas filosóficas como la del despojado cínico Diógenes para citar algunos caros ejemplos.

Y más preguntas bullen en esta caldera irradiante de posibilidades:

¿Seremos capaces de involucrarnos en tamaña empresa de invención?

¿Por qué valdría la pena sostener que un “modo aristocrático de vida” la configuración ontológica alterna a los modos de vida esclavizantes, alienentes, depotenciadores?

¿Es ésta propuesta una posibilidad real, practicable, de subjetivación extramoral?

¿Qué conexiones se establecerían entre las nietzscheanas nociones de “noble”, “espíritus libres”, “superhombre” y “modo aristocrático de vida”?

Siendo éste, un modo de vida planteado más allá de la moral y más allá de cualquier idea de Dios y religión, ¿resulta el “modo aristocrático de vida” una práctica efectivamente realizable en medio de las condiciones subjetivas de nuestro entorno imaginario social signado por los múltiples modos que adopta el resentimiento, la imbecilización religiosa, la gregarización, los ideales colectivistas, y demás carcinomas socio-culturales?

¿Qué tipo de coraje requeriría el “modo aristocrático de vida”?

¿Es posible “educar” bajo el signo de esta configuración existencial?

Los interrogantes, como cancerberos perros acechantes, parecen rodearnos con su bravía capacidad de hacerse escuchar por encima de nuestros posibles primeros argumentos. Al menos por ahora, las dejaremos que nos chumben… pues, hemos empezado a cabalgar.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Sobre una posible ética aristocrática

Bueno, ya había anunciado el asunto nada simple de resemantizar la noción de aristocracia a fin de ponerla al servicio del proyecto que llamaríamos "la construcción de sí". Pero resemantizar, implica una actitud inicial eminentemente deconstructiva, un vaciar la palabra aristocracia misma de sus sentidos viciados, de sus retorceduras ideológicas, amputarle sus referencias ajadas a fin de desterrar el baño de resentimiento que acompaña a la resonancia de sentidos que se asocia a tal expresión. Aristocracia no es “la realeza”, ese decadente parásito que aún larva en diversos estadíos en diversos rincones del planeta. Tampoco es aristocracia entendida como la entiende el catecismo marxista, o sea, como parte de la “clase dominante”. Mucho menos es sinónimo de tirano.

Aristocracia, sí o sólo sí es tomada en el antiquísimo sentido homérico que se da a esa palabra dentro del Canto VI de La Ilíada:


αἰὲν ριστεειν κα περοχον μμεναι λλων

“Siempre ser mejor y superior a los demás.” Esta expresión es puesta en boca de Hipóloco, padre de Glauco, el aliado lisio de los troyanos. Idéntica frase puede hallarse nuevamente en el canto XI. En esa ocasión será Peleo quien dirigirá dichas palabras al héroe Aquiles. Por lo que desde aquí mismo trazaría ya una línea imprecisa pero genealogizable de la noción de aristocracia como expresión que convoca a la excelencia noble a la que debe aspirar la construcción de sí. Lejos del resentimiento, cerca de la potencia que aspira a lo perfecto. Lejos de la lógica del rebaño y cerca de la nobleza de ser Amo de sí. Lejos del arrodillamiento, cerca del vivir y morir heroicamente de pie.

Espíritus Libres... ahi vamos!

Hola a todos/as!!!


Desde la lejana Asia los pensares e ideas, lejos de entrar en estado de cesación budista, se continuan disparando y entretejiendo.


La razón (si es que alguna estrictamente enunciable hay) de este blog es, en principio, la de construir un modo posible de mitigar el ancho espacio físico que me separa en estos tiempos de la gente bienamada y de los/las co-pensadores/as con los que compartí horas de intercambio de ideas-discusiones-aprendizajes-descubrimientos.


Este blog va dirigido a cuanto Espíritu Libre haya dando vueltas por allí a fin de hacer del intrépido dibujo que traza el vuelo de nuestras existencias, una trama pasionalmente compartible.


La dimensión organizativo-apolínea de este espacio está por verse. En principio, de arranque, habrá un tema de discusión mensual, esta vez introduciendo algunas líneas de debate sobre ética aristocrática y construcción de sí.

Mientras, mando abrazos a los conocidos que se quieran sumar a la movida y un cálido "Bienvenidos..!" que hago extensivo a todos los que se arrimen al palenque del pensamiento !!!