viernes, 8 de febrero de 2008

Ecos en mi montaña




Bueno, lamento y no, estar en este estado imbecilizado. Estados del alma contra los que nada puede hacerse. Una vez más la soberanía controladora del Yo en una nueva muestra de falla. Falla del Yo, atropello de la pasión. Inversos proporcionales.

Pero ocasionalmente somos solo eso: unos tontos imbéciles meciéndonos dentro de nuestras propias celdas imbatibles, insobornables, imperecederas. Un montículo de contradicciones batallando en silencio, sin siquiera hallar el reposo de las palabras. La agitación de lo callado. O agua buscando serpentear el fuego.

Escribir no sana, apenas sutura. Y a veces.

No hay garantía de reposo en la transmutación de lo sintiente en decires.

Mi mente acostumbra a pensar de manera escrita, como un papelborrador mental, pensar es estarme des-cribiendo, pasándome a mi misma la criba al sinsentido caótico y desordenado de lo que me emerge con el sanguíneo ritmo de lo que me pulsa mas alla de las razones y la razonabilidad. Y entonces, cuando esto sucede, sucede también un caer. Sucede que resbalo semivoluntariamente en un universo poético que forma parte de mi propio lenguaje-casa-de -mi-ser, caigo así, como inútilmente casi con seguridad.

Voy hacia mis poemas, hacia mis deletreos. Mis tintas se hacen una con mis dedos. O no.

Cambio el trayecto que me llevaba en andas hacia misma y voy hacia otros que no son este Yo mio ahora definitivamente poetizado. Voy hasta el umbral de esas otras puertas y descorro suavementente las hojas que penden en el zaguán de la casa-lenguaje de otros seres poetizantes de la pasión y del deseo y de los abismos y de las desmesuras y de las sales y de las llamas y de las esperas y de los soles y de las idas y de las venidas. Y entro desvelada y sin candelabro en la casalibro de esos poetas ineclipsables.

Así hoy, en esta madrugada que no quiere pasar, que no cede a las horas y se vuelve terca en detenimientos, me entrego un poco más a seguir “Rumi-ando”, mientras inclino las velas hacia las costas del amor.



Todo he paladeado. Nada hallé mejor que Tú.
Cuando me zambullí en el mar, no hallé perla como Tú.
Abrí todos los toneles, he paladeado de mil vasijas,
mas ninguno excepto aquel rebelde vino tuyo
tocó mis labios e inspiró mi corazón.



Quisiera poder cantarte cincuenta versos
pero cerraré mis labios.
Abre los tuyos tú.



En el seno de este nuevo amor, muérete
Tu camino comienza en el otro lado.
Conviértete en el cielo
con un hacha ataca el muro de tu prisión.



¿Son éstas palabras o lágrimas?
¿Es habla el llorar?
¿Qué voy a hacer, amor mío?



El amor me ha usurpado las prácticas
y
llenado de poesía.



La montaña conserva el eco muy dentro de sí.
Así es como yo conservo tu voz.



Nadie que sea sincero en su amor es esclavo de la existencia,
Los amantes nada tienen que ver con la existencia



Ay Amado
llévate lo que quiero
llévate lo que hago
llévate lo que necesito
llévate todo lo que me aleja de ti.



Cuánto tiempo puedo estar escondido en llamas
esperando emerger de este fuego.



Añoro flores y jardines,
abre tus labios.



Añoro el sabor a miel,
sal detrás de las nubes.



Me he vuelto tu sol
y tu sombra.





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