Línea de fuga (parte III)
Aún desear, desear la belleza de la fuga
Los nómades están en el medio. No tienen historia solo tienen geografía.
Gilles Deleuze
Claire Parnet - “Diálogos”
Huída.
No la moralmente condenada como “cobardía”.
Una huída como el modo radical y estetizado de un habitar la libertad.
Huída más allá de la moral. Huída que no cesa en su voluntad de acercarnos a acontecer.
Fuga. Y la autenticidad del fugĕre, de permitirse trascurrir sobre la superficie de un alejamiento.
Desapartarse, así, sin más, de lo que promete “dejarse venir”
Puesta en movimiento del deseo y sus multicromaticas indeterminaciones.
Huída, o el otro nombre, como un re-origen ubiquo desde el que invencionarse.
Fuga en la que atraverse a destituir la enajenación en un Yo que se reduce a un apenas arrogante pronombre perplejo. Entrega a una decisión que nos decide antes de saber-razonar-conocer acerca de la exactitud teleológica a que nos conducirá eso impreciso ya decidido.
Fuga que bebe de ese exceso (o de ese… resto? residuo? fragmento? esquirla? ) algorico de un deseo. Impronunciable desear. Ausencia de decir bajo la falda arremolinada de la línea que nos fuga con ella. Silencio que danza el desorden de sus signos habituales.
Vacío que sonríe. Línea vacía que preserva la vida en la huída.
Finalmente, dejarse preñar de plenitudes devenidas líneas de fuga.
Nos hemos fugado del vacío para caer en él.
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