Presidencialismo mediático
(el “decir impune” de la democracia emocional)
“Encontramos que cada vez tenemos más presidencialismo y menos Estado; que asistimos al gobierno comunicador obsesionado por lo mediático como estrategia política para dominar el mercado de la opinión pública, y que por eso asistimos a una batalla comunicativa por el relato de la historia y por la hegemonía política. Gobernar es, entonces, ganar la batalla de la información (…) la producción de presidentes hipermediáticos que son más entretenedores que estadistas, celebrities que políticos, que se están acostumbrando al “decir impune” como explica Adriana Amado, y que están creando un nuevo formato televisivo llamado gobernar-en-pantalla como un gesto o simulacro de transparencia y de estar con el pueblo. (…) Este doble juego comunicativo y político de los presidentes y de los medios de comunicación ha llevado a que estemos vivenciando en Latinoamérica gobiernos que ganan popularidad “simulando” ser periodistas (controlando el relato del poder), gobernando desde la lógica de la confrontación (lógica de la ficción), convirtiendo a los ciudadanos en espectadores de su espectáculo mediático que en las encuestas votan por ellos. La gran mutación de nuestra democracia/política/mediática es que ya no nos regimos por lo argumentativo/racional/institucional/ilustrado… nos comportamos/explicamos mejor desde la lógica de la telenovela y el melodrama que desde la argumentación política: menos opinión pública argumentativa, más democracia emocional, espectacular y entretenida y amorosa. El asunto es que los presidentes quieren que los quieran y lo están haciendo bien según la popularidad en las encuestas…”
Omar Rincón
Fragmento de “La obsesión por que nos amen – Crisis del periodismo / éxito de los telepresidentes”
Prólogo del libro “La palabra empeñada”. Adriana Amado ed., Fundación Friedrich Ebert, 1era edición, Bs. As., 2010.
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Totalmente de acuerdo. Sin lugar a dudas, la mediatización de los presidentes se ha cnvertido es una forma adicional de maquillar ineficiencias y corrupciones, bajo el manto de un presidente preocupado ppor brindar información a los ciudadanos.
ResponderEliminarPuedo decir que un representate por excelencia de este comportamiento es Hugo Chávez. Sólo basta vivir en Venezuela una sola semana para salir saturado de cantidades industriales de propaganda política, de discursos presidenciales diarios, y de mucha pendejada y maquillaje al final.
Tanto s así, que Vennezuela ha tenido los ingresos petroleros más altos de toa us historia y su pobreza, empero, llega al 80%. Parte de los recursos se malversan, pero la otra parte va dirigida a la impresionante maquinaria propagandística de su presidente y de su gobierno.
¿Cuánta propaganda se necesita en un gobierno que hace su trabajo?
Como decía Lao Tze, los mejores gobernantes son los que menos se sienten y hacen creer al pueblo que son ellos los que dirigen sus destinos.