lunes, 3 de marzo de 2008

El andar nómade



Vivir en Bangkok podría interpretarse como una especie de… intervalo???

No.

No hay intervalos en un andar nómade, sólo movimientos que cruzan otros movimientos, pequeños momentos de desplazamientos que siguen y son seguidos por otros de mayor magnitud y a la vez serán seguidos por otros breves corrimientos. Intensidades que anuncian y fueron preanunciadas por otras intensidades

Nomadizarse es lograr habitar esos diversos puntos de cruce, una suerte de estarse en entrecruzamiento, una habitabilidad capaz de poder renunciar a la idealidad de un estado identitario fijo. Un desaprendizaje constante que se paga con la pérdida de los centros a fin de ganar en plasticidad sintiente.



“Pero lo que más le angustiaba era el hecho de haberse convertido en otro y, sin embargo, tener la obligación de aparentar que nada había cambiado”.



Empecé con el polémico de Handke hoy, y parece que quedo todavía paladeando a Gregor Keuschnig, en ´”La hora del verdadero sentir”, quien como el Gregor de Kafka en “La metamorfosis” describe el manojo sensible en que se trama la sensación de “estar cambiando”: Cambiar es explorar. Explorar el lenguaje, explorar la percepción, explorar los modos de sentir, explorar los límites de la expresión, explorar las fronteras de lo que se nos permite y nos permitimos. Explorar es ante todo, explorar-se.


Nomadizarse en las pequeñas variaciones.

Cruzar los propios umbrales.

Variar las rutas.

Nomadizarse es conservarse vibrando en una niñez transtemporalmente durable.


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Photo from: http://photo.net/philg/digiphotos/200103-d1-bangkok/floating-market-from-little-balcony.half.jpg

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