jueves, 6 de marzo de 2008

Porque es joven quien persiste en las preguntas I



Esta mañana desayuné una mezcla de niebla y smog, rodajitas de ananá (acá el ananá es muy barato, delicioso, con unas cuantas variedades, más dulce, menos dulce, siempre fresco, y es mi fruta favorita, qué más puedo pedir…), una carta fechada el 16 de julio de 1903 escrita por Rilke, todo esto matizado por los acordes de Fly Away de Lenny Kravitz,


I want to get away
Quiero escapar

I want to fly away
quiero volar

with you
contigo

I got to get away
conseguí escapar.

Let’s fade into the sun
Desaparezcamos en el sol

let your spirit fly
deja tu espíritu volar

where we are one
donde seamos uno

just for a little fun
solo para pasarla un poco bien.


Got to get away
Conseguí escapar

feel I got to get away
sentí que conseguí escapar.



Y de las cartas al Sr. Kappuz me quedo con una marca en la página que dice lo siguiente (porque de un modo u otro, siempre mantenemos algo de “joven poeta” en la sangre):


“… que tenga paciencia con todo lo que no está resuelto en su corazón y que intente amar las preguntas mismas, como cuartos cerrados y libros escritos en un idioma muy extraño. No busque ahora las respuestas, que no se le pueden dar, porque usted no podría vivirlas Y se trata de vivirlo todo. Viva usted ahora las preguntas. Quizá luego, poco a poco, sin darse cuenta, vivirá un día lejano entrando en la respuesta.”



Esta mañana, preguntas como cuartos, cuartos cerrados.
Preguntas como lenguas extrañas.
Preguntas para vivirlas antes de hallar su puerta de acceso.




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Photo by David Monniaux

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