domingo, 12 de julio de 2009

De las marcas y sus huellas



De las marcas y sus huellas





Los que ven alguna diferencia entre el cuerpo y el alma es que carecen de ambos.

Oscar Wilde





Cuantas marcas ha de cargar un cuerpo?

Marcas.
Las pienso como a Jano: algo en ellas es vida, algo en ellas es muerte.

Las hay simbolicas, escondidas, con relieve, o definitivamente invisibles.

Que relatan nuestras marcas? Relatan lo pasado, lo afrontado, lo ganado, lo perdido, o lo padecido. Marcas de nuestras guerras con la enfermedad, con el destino, con nuestras elecciones y sus consecuencias, con el fatum de lo inexorable, o con aquello que no siendo elegido nos eligio a nosotros para abrir visibilidad y dejar…. su marca.
Marcas de nuestras victorias tambien. Son las que anuncian con su presencia la victoria temporal que obtuvimos en nuestros multiples cruces corporeos con fuerzas, con seres, con ideas, con cuerpos, con alumbramientos, o con oscuridades.

Marcas cicatrices, marcas tatuadas, marcas enfermedad, marcas nacimiento, marcas caidas, marcas golpes, marcas amores, marcas alegria, marcas tristeza, marcas dolor, marcas crecimiento, marcas heridas, marcas recuerdos.

Las marcas tienen sus formas, sus relieves, sus bordes. Incluso pese a ser reacias a las categorizaciones facilistas las marcas podrian hasta ser inexhaustivamente agrupadas. Hay marcas que se dibujan con la forma caprichosa de lo informe, esa “cosa” que tenemos cada vez que nos miramos la rodilla y vemos el producto de nuestra caida en aquella carrera de bicicleta frustrada en la que lloramos a los 15 años. Hay marcas como puntos, como un bordado recordatorio de la primer pelea a piñas con aquel practicante de bullying de barrio a quien nuestro primer coraje infantil armado con puro sentido de la justicia y cero sentido de “tecnica de combate” enfrento sin piedades de ningun tipo. Otras marcas, de tipo mas quirurgico enuncian la racionalidad de un corte quirurgico que nos salvo la vida a los 20 cuando padecimos esa repentina apendicitis. Otras marcas son artisticamente optativas, un arte de autoproclamar huellas en la propia piel. Los tatuajes son marcas que narran historias, siempre. No hay eleccion de simbolo que sea al azar, querramos o no relatarnos a nosotros mismos y a los otros las “razones” o “significativas irracionalidades” de esas imágenes que viran de la tinta a la aguja y de alli a la epidermis vibrante que se estetiza con el signo-dibujo-marca elegida. Otras marcas, mas fatales, son las que lleva el adicto en sus antebrazos, el pliegue de sus dedos, o donde sea. Son las marcas tanaticas. Y ya en este terreno, estan tambien las marcas que permiten comprender (y a veces, afortunadamente, iniciar el complejo proceso de eso que se llama “hacer justicia”) a un cuerpo muerto. Los forenses son expertos en categorias, formas, tipos, y demases logicidades “marcadas” en los cuerpos criminalizados. Marcas que llevan del irreversible post-mortem al presente que intenta comprender el porque y como de un ser ya ausente en esta vida. En cierto sentido un medico forense es una especie de experto en el desciframiento de la marcas que deja la muerte en su paso por un cuerpo.

En el otro extremo estan las marcas vitalistas: el corte de una cesarea en un vientre siempre sera testimonio de un ser que hicimos advenir al mundo. Las estrias de unos pechos que otrora han amamantado un hijo son, sin dudas, una marca vitalista. Las marcas que dejan los amantes en las sabanas de una cama testimonian externamente los trayectos eroticos que transitaron “marcando” asi la existencia de placeres en los cuerpos sexuados. O las arrugas que especialmente se dibujan en los ojos y alrededor de nuestras bocas cuando hemos repetido abundantemente durante decadas el saludable gesto de reir con ganas.

Hay marcas que nos gusta volver a mirar, o incluso exponer a la mirada de los otros. Otras estan condenadas a ser ocultadas, por inesteticas o por minar el estupido rasgo apolineo de nuestros narcisismos siempre insaciables.

Las marcas siempre aluden a un recuerdo, una huella de memoria que incluso pervive, aun, en esos recuerdos olvidados que arrojamos involuntariamente al desvan de lo que acalla. La marca es recuerdo aun en ese estado de invernadero al que llaman "olvido".

Las marcas en-del cuerpo son delatoras de nuestros acontecimientos, hayan sido estos del signo que sean. Ellas mismas son cuerpo. Huellas de nuestra microhistoria...


Las marcas hablan el lenguaje de la intensidad.


Y las marcas de nuestros “adentros”?
Hay acaso marcas en nuestras vidas que no sean cuerpo?
Es marca lo que no se ve ni se vera, no se toca ni se tocara, no se hara superficie ni sera ni ha sido jamas visibilidad?
Es marca tambien lo que nos ha “marcado” la existencia?

Si. Lo es.

Probablemente esas marcas deban ser vistas como las postas y mojones que señalizan lo que hemos sido, los sueños que no hemos vivido y los que hemos gozosamente cumplido, las alegrias que nos han transitado, las perdidas de las que nos hemos reparado (o no), las incompletudes. Son las marcas que relatan lo que nos amo, lo que hemos amado. Todo eso es, sin dudas, marca. Marcas en el “alma” (no tengo un termino mejor, lamentablemente). Marcas que deambulan en nuestra multiplicidad identitaria, pues ellas delatan quienes fuimos, quienes dejamos de ser, quienes seguimos siendo, y desde ya, auguran de algun modo lo que llegaremos a ser. Estas marcas de la “interioridad” (nuevamente no hallo mejor termino, aunque desearia tener una palabra infinitamente mejor para expresar esto) habitan el tiempo de la subjetividad, de los deseos, de los miedos, de las irresoluciones, de los embates, de las valentias existenciales que hemos vivido, de los placeres que nos han nutrido, de las dolientes experiencias que nos han acaecido, de las serenidades en que nos hemos calmado.

La marcas relatan avatares de nuestro Yo (o nuestros yoes, mas precisamente). Pero mucho mas numerosas, multiformes e incategorizables son las marcas que aluden a la constitución del sí mismo (Selbst). Si las marcas son la combinacion visible-invisible-invisibilizada de nuestras “puestas a prueba” vitales, pues una analitica de las marcas no podra ser otra cosa que una analitica de un vida vivida. Por otra parte, y si esto es efectivamente asi, no podemos evitar la experiencia de la marca, pues:



Existe algun modo de estar vivo
que no sea vivir poniéndose a prueba?



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