lunes, 25 de mayo de 2009

El profesor-sacerdote y el alumno-feligres



El profesor-sacerdote y el alumno-feligres





Educar a alguien no es hacerle aprender algo que no sabía,

sino hacer de él alguien que no existía.


John Ruskin





La mayoria de los profesores de filosofia me despiertan un sincero rechazo. Casi… brutal. Despectivo. Inclusive muchos de ellos me causan un autentico sentimiento de desprecio.

Tal vez suceda que me resulta ciertamente irrespirable esa atmosferilla a empleados burocraticos del “saber” que los rodea, hecho que automaticamente me lleva a sentir como –asi, digo, “sentir” como uso sentido y pleno de todos los plenos sentidos- que algo en ellos realmente apesta.

Que desprecio en ellos?
No me gustan en lo mas minimo sus soberbios aires doctos despegados de los reales problemas del existir. Su apartamiento de los dones que produce un pensar-reflexionar centrado en la filosofia de la existencia junto con el modo de ignorar las consecuencias eticas de desenfocarse de esa tarea insoslayable de todo pensador filosofico que es la de aportar al buen vivir, sinceramente, me distancia completamente de la imago del “profesor”.

Los “profesores” gustan, obviamente, de que se les “profese”… que? Pues ha de “profesarseles” admiracion, silencio ante sus exposiciones, miradas cautivadas, respeto, e incluso un cierto difuso e impreciso… temor?
Todo esto me hace recordar demasiado a los pulpitos, los miedos reverenciales que se esperan de los involucrados en la semivida religiosa y sus ritos.
A esta altura me resulta claro que una parte de mi rechazo proviene de esta inmunda simbologia tan cercana entre pulpitos-aulas, profesores-sacerdotes.
Aquel “… es palabra de Dios, te alabamos Senor” y ese “… es palabra de Kant... te alabamos Profesor” no estan demasiado alejados en cuanto a los efectos simbolicos de cautividad psicologica que generan en la grey de feligreses-alumnos. Hay que repetir para creer, hay que creer para reproducir, hay que reproducir para... aprobar examenes!!!
Los rebaños tambien adquieren configuraciones fractales… no en vano se habla del “sacerdocio docente”. No seria entonces tan inapropiado pensar en el alumno como aquel que se entrega a la creencia empaquetada que ofrece la autoridad del profesor, pues en este esquema es "buen alumno" el que es "fiel" a los contenidos de la escuela-Biblia transmitida por el profesor-parroco. Alumno, o esa especie tan enfermiza de fili eclesĭae...

Incapaces de producir verdaderas conmociones subjetivas desde el pensar, los profesores son pensadores fracasados que optaron ante el espejo de su autoevidente mediocridad como intelectuales por tirar sus oxidadas anclas de recitadores en las siempre "bien vistas" aguas de los saberes clasicos y oficialmente aceptados por las curriculas de la academia. En el profesor se transparenta un modo de concebir la educacion. Se trata de un modelo asimetrico de pedagogia, no de un modo de “hacer” filosofia. El profesor encarna al emisor de una comunicación asimetrica (cuyo polo receptor pasivo-llenable seria el alumno) siendo esa practica no un “hacer y construir filosofia” sino una mas o menos repetida escenografia de reproduccion de conocimientos habilmente diseñada para captar la atencion de quien se debera situar en el lugar de privacion temporal de saberes a cambio de adquirir una porcion predigerida y especializada de ellos.
En este punto, de cuanto mal gusto me resulta imaginar el manjar de saber si este viniera a mi boca pre-masticado por las enzimas digestivas de otro!!! Pero ya sabemos que el hedonismo gastronomico requiere de paladares especiales (y a la manada le basta con llamar “comida” a esa miseria picada llamada “hamburguesa”…)

“Hacer filosofia” es mas situable en una logica de dialogo multidireccional entre pensadores en formacion. Para comenzar, porque el mismo Socrates hizo de la inconclusion de su saber y formacion una maxima de vida. Su "solo se que no se nada" fue el primer pilar de la hoy llamada "educacion continua". En tan caso, quien guia la transmision de saberes es simplemente un pensador cuya formacion se encuentra ya lanzada biograficamente, y los participantes de esa ensenanza seran siempre co-pensadores claves para ese quehacer, colectivo y en comun. Solo que para los participantes la genesis, iniciacion o “empapamiento teorico” es mas reciente o endeble, pero nunca menos significativa ni minimizable con respecto a la del orientador que oficia de pedagogo. Pero aclaremos decididamente que en el quehacer de la filosofia existencial (ademas de una estrecha e inclaudicable conexión con lo real y la problematizacion de vida misma) se tratara siempre pedagogicamente de niveles diferentes de involucramiento y saberes entre co-pensantes, nunca de una relacion de asimetria de poder basada en un personaje directriz –el profesor- a quien se le permite el despliegue narcisista –y a veces hasta ciertamente autista…- de su mayor y mas relevante acopio de conocimientos especializados. El modelo de la filosofia expositiva cuyo principal mascara es la del profesor, esta fuertemente desbalanceada hacia areas de la filosofia en las que predomina el saber clasico y los conocimientos oficialmente admitidos por el afan reproductivista consonantes con la educacion institucional. Nunca mas clara la distancia fatal entre profesional de la filosofia y el pensador-hacedor de lo filosofico. Los primeros se hacen buches anuales de escalafones intimando a niveles pateticos con la burocracia estatal mientras reclaman salarios, horas catedras pagas y llamados a concurso que los jerarquicen en el minimundo de demencias de prestigio que rigen la piramide de las ratoneras universitarias. Escriben para publicar y publican para competir. En contraposicion con esta imagen decadente, los hacedores de pensamiento filosofico se acodan a beber descalzos en las prodigiosas margenes que todo lo que ese inautentico mundo de mascaradas institucionales destaca por contraste. Piensan, hablan, escriben libremente y comparten generosamente ideas y propuestas lanzando risotadas ante la paranoia controladora de los profesorzuelos universitarios siempre temerosos del robo de ideas (lo que no esta nada mal dado que en tales planicies mentales las ideas originales son un bien entre escaso e inexistente). Logicamente, mientras unos miran hasta la miopia la cuadricula apolinea del calendario academico y planifican sus proximas vacaciones pagas, los otros tienen por delante el amplio horizonte infinitamente mas vigoroso y contrahegemonico de una vida erogenamente intelectual y eticamente libertina. Profesores sacerdotes vs. filosofos existenciales… estos mas afectos al sol y el tonel que aquellos a las sombras frias de los pasillos aulicos.

De ese especimen decadente llamado “Profesor de filosofia” menos aun me placen las espesuras doctrinales de su vocabulario, el cual requiere de sus eventuales oyentes una sostenida voluntad esclarecedora –siempre insuficiente, por otra parte- respecto de las palabras-decires cripticos que el profesor monta en su cuidada mise en scène aulica. Porque siempre –siempre- el profesor de filosofia monta una escenografia en la que su inflado Yo de erudito actoral practica el blocking teatral.

Veamos como es esto del “blocking filosofico”, verdadera especialidad de todos los profesores de academia: montado el escenario aulico del estrado, el profesor argumenta-debate monologicamente destacando (ante las miradas cuasi-hipnoticas de su audiencia-alumnos -feligreses universitarios) una suma apabullante de infimos detalles doctrinales sobre “x” tema. Este montaje lo hace ver como una figura en relieve, como una especie de deidad no siempre muy “amable” pero seguramente tan reverencialmente cargada de resonancias asociativas teologicas. Sus especializados esclarecimientos teoricos se basan unicamente en la “magia” prestidigitadora con que expone ante su audiencia una catarata inmovilizante y momificada de conocimientos. El profesor –como una suerte de director del teatro, comedias y tragedias del saber- decide como armar el stage de sus ideas y teorias para cautivar la mirada y/o escucha de los que –por razones de obvio contraste comparativo- simplemente se saben privados de saber y avidos de obtenerlo. El blocking teatral filosofico consiste entonces, en esa decision del profesor erudito que resuelve como y bajo que posiciones "mostrar" los convenientes claro-oscuros de los personajes de la obra filosofica. Curiosa palabra “blocking”, tan curiosa que por ello mismo la adopto para presentar este juego de poder que establecen los dueños sacerdotales de la verdad filosofica. Ellos, a traves de un “bloqueo” de la luz y una determinada manera de proyectar las sombras de un pensador o una corriente de ideas, determinaran la carga valorica de cierto saber. Por eso, y ya solo por eso deberia bastar, deberia exigirseles que pongan fin a la hipocresia de vestir como cualquiera y que den clases vestidos con sotanas negras!!!

Desenmascarando a los moralistas afirmo asi que los profesores de filosofia son actualmente parte de los fractales sociales en que se han reciclado las imagenes y sentidos de ese personaje a quien llamamos "sacerdote". Cuidan los templos de saber, verifican los ritos de iniciacion y pasaje de los futuros miembros de la escuela, evaluan a los adherentes, reproducen la doctrina. Y a este profesor-sacerdote le correspondera en consecuencia, la imagen complementaria del alumno-feligres.

Asimismo, los profesores son al saber lo que los agentes religiosos a la moral. Primero, porque decidir apriori que luces y sombras ofrecer pedagogicamente a un estudiante es moralizar el saber, o cuanto menos, ser un moralista encubierto por el entrenamiento retorico que termina produciendo el uso y abuso del pulpito aulico cuando desde alli se tamiza “lo bueno y malo” de un pensador y sus producciones; y en segundo lugar, los profesores son similes de sacerdotes por ser agentes del poder-saber instituido manipulando con su prolija lengua efectos de creencia ad nauseam.

El profesor de filosofia hiede.
A que? Pues digamos que su hedor es producto de acopiar demasiada materia contaminada de idolatria, hipocresia, mala fe, pero fundamentalmente su pestilencia desagradable se debe a cargar en la boca durante decadas demasiadas gargaras de tejido teorico muerto.
Poco importa que estos excelentes recitadores de dogmas de la corporacion filosofica reciclen y re-apliquen esos viejos preceptos pretendiendo armar nuevos numeros de magia, gestando nuevas formas o combinaciones: siempre se tratara de manipular profesionalmente tristes pellejos disecados de ideas moribundas o cadavericas. Y porque llamar a estas ideas “muertas”? Simplemente porque lo son, al ser incapaces de responder con ellas a hombres y mujeres actuales en sus vidas diarias actuales acuciadas de problemas actuales. Hacer actual la inactualidad temporal de un Diogenes es un arte del pensamiento. Pero ningunear la actualidad de las vidas diarias de los contemporaneos reales de carne y hueso es propio de una inactualidad ejercida, legitimada y permitida moralmente por los resentidos existenciales, llamense a estos curas, debiles, devotos, esclavos, o profesores universitarios.

Se puede salir lleno de apuntes, nombres, y un sinfin de volteretas retoricas o teoricas luminicamente espectaculares de una clase. No diferira mucho de salir de celebrar misa con la mente y el espiritu empantanado de citas del Eclesiastes oscurantistamente manipuladas. Cuestion de creencias y sus diversas configuraciones…

Que efectos “crea” un buen mago-profesor de filosofia?
Primero, logra ocultar la vacuidad de un “pensar propio” detrás de las inmensas orejas de conejo que saca de su galera pletorica de frases e ideas de otros. Lease, logra esconder el disvalor etico de ser incapaz de crear ideas propias tras la hipervalorizacion que el sistema dominante pedagogico otorga a la acumulacion y especializacion de saberes. En pedagogia habran cambiado muchas cosas, pero el culto al docente iluminado enciclopedista se encuentra aun perfectamente alive and kicking.
Luego, logra ser un habil “iluminador” teatral: Heidegger podra ser presentado como un desagradable colaborador nazi omitible como pensador digno de ser estudiado, o como un aliado de oro clave en la teoria psicoanalitica e imposible de no leer… todo dependera del blocking filosofico que arme el orador docente de turno y del modo en que maneje la “luz” sobre los actores convocados en su narracion filosofica. El efecto “dramatico” del discurso que el profesor arme desde el blocking-ubicación teatral de sus personajes, generara que la idea-filosofo-teoria termine teniendo una determinada sensibilizacion en el alumno-receptor. Tal idea-personaje-teoria filosofica sera rechazada, aceptada o ignorada pasionalmente por el alumno de acuerdo al efecto de blocking que decida el docente.

De todos modos y afortunadamente los alumnus no son tabulas rasas. En muchos casos la critica y el espiritu de rebelion hacia el saber instituido y comunicado por estos cortesanos del poder filosofico llamados “Sres. Profesores” es impugando o cuestionado con menor o mayor audacia. No todos los pichones dejan meterse en sus orificios alimentos precocinados por las fauces de estas aves negras sacerdotales. Pero los alumnos que se precien de ser especimenes autarquicos verdaderos son una selecta minoria. Y dado que siempre existiran alumnus (del latin “a-lumnus” –cria, crio que se alimenta-, este proviniendo del verbo alo, alere, altum –alimentar, hacer crecer- de donde derivara el adjetivo “alto” –crecido, alimentado-) deseosos de abrir sus piquitos cuan gorriones y llenar las barrigas vacias de conocimientos hechos con las mieles precocidas que Papá-Profesor deposite en sus orificios receptivos, el circuito se renovara una y otra vez.

Finalmente me pregunto: indicara este juego que se trama entre cria-alimentador una suerte de relacion nutricia recreada en el campo del conocimiento cuando se trata de la relacion profesor-alumno?
Sera que aquellos que buscan constatemente saciar sus conocimientos a partir de la voz supuestamente biensapiente del profesor de filosofia estan mas necesitados de un padre proveedor de ordenadas aunque envejecidas “materias” que de un humano francamente librepensante que los oriente en el descubrimiento de “materias” mas vitales aunque inmensamente mas caotizantes?

Probablemente quienes prefieran la opcion pedagogica desordenadora e inquietante del llamado a "hacer filosofia" nunca quepan en la categoria de alumno-feligres (ni siquiera podrian entran en tal conjunto designativo en sus mas tiernos años de escolarizacion...). Y esto es simplemente asi porque el unico humus en que han dejado que se nutran sus raices necesitadas de saber es en ese suelo aereo y tan telurico que solo pisan los Espiritus Libres...


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