sábado, 25 de abril de 2009

El Simposio griego: del banquete y los antiquisimos actos del beber



El simposio griego:

del banquete y los antiquisimos actos del beber




To take wine into our mouthsis to savor a droplet of the river of human history.

Clifton Paul Fadiman




Beber…
Beber entre filosofos, entre amigos, entre celebrantes, entre soldados, entre guerreros, entre mujeres, e incluso entre desconocidos…
Beber y pensar. Desnudo del logos.
Beber y hablar. Desnudo del sentido.
Beber y divertirse. Desnudo del control.
Beber y desear. Desnudo del instinto.
Beber. Ese antiguo rito social…


La voluptuosidad del pensamiento anudada al acto del beber es un trayecto recorrible desde tiempos antiguos. Los griegos hicieron de este enlazamiento entre el acto de pensar, la intensificacion de los sentidos y el beber en compañia un nudo llamado “arte" . Y tambien un objeto de exploracion y de preocupacion etica. Los dones sensoriales que Dionisos deja a disposicion de los bebedores debian tambien administrarse, tanto como se gobiernan las pasiones o los placeres.

No todas las reuniones en que se bebe siguen un esquema similar que las haga agrupables bajo una misma categoria, por esto mismo es que los griegos poseian distintas expresiones de acuerdo con las diversas caracteristicas que asumiera la configuracion social en la que se bebia, aunque en todos ellos habia tres elementos en comun: se trataba de reuniones masculinas entre aristoi, estaban bien regadas con vino, y se invocaba al dios Dioniso. Sympósion es la palabra derivada del verbo" sympotein" , que significa “beber juntos”.

Entre las drinking parties griegas tenemos a los bien conocidos “Banquetes” (Simposio), tambien a las llamadas “Charlas de mesa” (Simposíaca), o particularmente a los “Banquetes de los eruditos” (Deipnosofistas). Cuando se trataba de reuniones entre conocidos de un mismo grupo (hetería) o reuniones entre amigos, el modo de organizarse no diferia demasiado de lo que seria una reunion del mismo tipo hoy en dia. Alguien ofreciendo la casa, o la de otros alternativamente, luego la comida y la bebida llevada entre todos daba lugar a un encuentro al que denominaban “Eranos”.

Acerca del homoerotismo en los banquetes debo efectuar largo comentario especifico. Los frescos sepulcrales de la "Tumba del zambullidor" brindan buenas pistas para analizar la relacion amorosa entre hombres, el arte de beber y el banquete. Estos frescos están datados alrededor del 470 a.C., siendo un testimonio único de tumba griega decorada con pinturas del siglo V a.C. Las losas de la "Tumba del zambullidor" muestran imagenes cuyo sentido apunta a describir de manera muy realista las caracteristicas homoeroticas de muchos de estos festines aristocráticos. Despues de todo la relacion de entrecruzamiento entre la vida vivida y gozada, los placeres, la amistad, la musica y los buenos momentos deberian aparecer retratados en toda muerte para ratificar el ciclo de vida vivido por el muerto. Analizando superficialmente estas losas pintadas, puede observarse claramente que se trata de escenificar el momento del brindis del banquete (momento relevante desde el punto de vista identitario pues en el brindis los amigos afirman su lazo unidos por el acto de beber vino). Hay un joven sirviente rebajando el vino y una cratera de gran volumen sobre una mesa. Se ven alli diez figuras masculinas, todos ellos semidesnudos recostados en seis klinai (especie de divan en el que se reclinaban para beber y comer durante el banquete), hay mesas, ramos, liras y coronas de hojas de laurel. Una de la parejas recostadas sobre la kliné muestra una actitud amorosa, intensamente afectiva, notable en las miradas, caricias y gestos que fueron retratadas aqui por el artista de la tumba. Del fresco se infiere un aura delicada de refinamiento, todo marcadamente elegante y de buen gusto. La imagen central es elocuente y no deja de capturar la atencion por representar la asimetria del vinculo homsexual entre varones griegos. Asi en el fresco puede apreciarse la centralidad que ocupa la pareja masculina en los lazos sociales y afectivos de la antiguedad. Uno de los hombres de la pareja (el erastés -ἐραστής, amante- es un hombre adulto que aqui se ve barbado, y es quien se encuentra comprometido en una pareja pederástica con un adolescente) porta en su mano un kylix, mientras su compañero (un joven erómeno -ἐρώμενος, amado) juega al kottabos.


Ahora me gustaria fijar la atencion en lo que llamariamos las reglas del “Banquete” (Simposio), el cual era mas propiamente la celebracion por invitación de un anfitrion-huésped quien se hacia cargo de la comida y bebida que habria de consumirse a lo largo de la reunión. Los banquetes tambien se realizaban con motivo de festejar ciertas victorias o trinfos. Por ejemplo, el celebre “Banquete” de Platon se realizo en honor al poeta Agaton por haber obtenido la victoria en el 416 aC. durante las competencias en las fiestas de Lenea (festividades que se realizaban en honor a Dionisos Leneo “Dios de la tinaje de vino”).


Vayamos acercando el zoom al interior del ritual de beber simposiatico…

Al llegar a casa del anfitrion, los invitados (en numero de 10 a 50, aprox.) se descalzaban, dando inicio a toda una serie de momentos-tiempos que regulaban y reglaban en encuentro. La comensalía ritual tenia una cantidad de reglas y sucesivos pasos bastante precisos que organizaban el despliegue de la reunion. Digamos que tal orden apolineo era el marco que permitia y garantizaba -sin antitesis alguna- el (des-)orden dionisiaco a que se entregaban los invitados. Para dejar llevar en andas por el embriagante enthusiasmós (ese “transporte divino” que lleva a experimentar cierto trance sensorial) primero hay que cumplir acertadamente con ciertas pautas que organizaban el evento. Un encuadre de alguna forma "protocolar", digamos. El manejo y uso de cada tiempo, el "para que y como" de cada momento, la inclusion de rituales fijos y el rol del simposiarca forman parte de esa “base dura apolinea” que con el correr de la noche entraba en conjuncion con la disolvencia del beber, el comportamiento desbordado y otros efectos etilicos dando lugar al banquete propiamente dicho.

Una vez ingresados al banquete, los criados ofrecían a los invitados el aguamanil y la jarra para se lavaran las manos (quernips), una higienica medida imprescindible si se tiene en cuenta que se comía con los dedos casi toda la comida (por este sencillo detalle, yo hubiera sido muy feliz viviendo en aquellos tiempos…). Al iniciarse la cena se comenzaba con el “propoma”, una especie de aperitivo hecho con vino aromatizado que se iba bebiendo por turno en un ritual que se efectuaba antes de empezar a comer. Luego comenzaban las libaciones (la tradicion ateniense realizaba tres de ellas) la primera en honor a los dioses, una segunda por los héroes caídos, y finalmente por Zeus.

Que era una libacion? Consistía en beber una pequeña cantidad de vino puro (era de mal gusto y barbarico beber vino sin rebajar –una costumbre que los griegos rechazaban de sus adversarios persas tambien-, y un dato mas por ahora a modo de curiosidad: el wine downing se realizaba con agua dulce o salada… ya lo veremos mas en detalle) rociando algunas gotas mientras se invocaba el nombre del dios. A continuacion se cantaba fervorosamete un himno, por ejemplo, el homerico “Himno a Dioniso”.

Luego de haber alzado las voces en honor al dios de la risa y las vides, se colocaban guirnaldas u hojas de parra a los asistentes procediendo luego a tirar los dados o votar eligiendo asi (al azar o por consenso) a aquel que deberia llevar adelante el estrategico rol de «maestro-rey del banquete» (simposiarca). El simposiarca era una figura clave en el simposio. Tan relevante era sus funciones en el banquete, que con solo mencionar que era el quien decidia fijar las proporciones de la mezcla del agua y vino en la crátera, tendriamos con esto mas que suficiente para medir su importancia en la reunion. Tambien era el encargado de decidir, por ejemplo., que cantidad de copas debía vaciar cada invitado, y a la vez, proponer entretenimientos a los co-bebedores durante toda la velada.

El procedimiento del rebajamiento del vino puro incluia agua y una serie de recipientes especificos. El agua se traia en un recipiente de tres asas (la “hidria”) y se mezclaba con el vino en un cuenco llamado “crátera”. Las proporciones de mezcla entre vino y agua eran variables y dependia estrictamente del criterio que resolviera fijar el simposiarca: dos partes de agua por una de vino (2:1), o 5:2, o 3:1, o 4:1, o 1:1 (a esta proporcion se la llamaba “vino fuerte”). Como ya mencionaramos, el vino puro, sin mezclar era considerado propio de los incivilizados bárbaros o de los persas, siendo entonces lo deseable el aristotelico “punto medio” del vino, ideal, llamado “vino aguado”. Quien desobedeciera al simposiarca en sus criterios debía cumplir una especie de “prenda”, generalmente con el objeto de alegrar el banquete con algun acto de humor, como por ejemplo, desnudarse, o bailar de determinada manera, o tomar en sus brazos a una hetaira o a una ejecutante musical y echarse a correr con ella por la habitacion (normalmente el banquete se realizaba en una sala de hombres o “andron” cuyas paredes poseian por lo general motivos decorativos o murales sintonicos con la tematica del beber).

Con respecto a los tiempos del banquete, luego de las libaciones, y de la eleccion del simposiarca, se procedia a comer, y recien en un segundo momento se procedia a la ingestión de bebidas (fundamentalmente el vino idealmente aguado). Este se bebía por lo general de una especie de cuenco de dos asas, con un pie corto (kilix). En otras ocasiones, el vino era servido en un recipiente más grande y profundo (cantharos), o en un cuerno hueco adornado, tallado o de oro ( el “riton”). Los sirvientes, a instancias del simposiarca y sus criterios regulatorios, utilizaban las jarras de vino (oinochoe) y desde estas se colocaba la bebida en los recipientes individuales de cada invitado invitado. La comida, denominada deipnon o syndeipnon era considerada secundaria respecto de la etapa de la bebida (el potos o sympotos) que le seguía en orden y en el que se desplegaban ordenadamente los discursos.

El transcurrir del simposio incluia toda una serie de entretenimientos colectivos muy diversos, desde conversaciones, desafios intelectuales, adivinanzas, la improvisacion de musica o canciones, espectáculos de danza, juegos de kottabos, etc. En ese segundo tiempo simposiatico era que ingresaban las hetairas, esas interesantes mujeres de la antigüedad griega cuya funcion era la de entretener a los comensales, ejecutar instrumentos musicales, recitar poesia, ofrecer conversacion a los co-bebedores, o… erotizar la noche hasta el limite que cada invitado deseara pactar con ellas.

En este contexto festivo, embriagante, alegre, y tan décontracté, pues las borracheras no eran en absoluto infrecuentes. Todo lo contrario!

Pese a tanta regla y pasos protocolares para beber colectivamente, los griegos eran igualmente bastantes desprolijones cuando Dioniso y su jugo morado comandaban el jolgorio. La concepcion de un grupo de aristocratas que se juntan a beber y conversar amablemente, controlados, poniendo en circulacion comentarios joviales, divertiendose con bien pensantes ideas esbozadas en voz pausada es una irrealidad. Simposios tranquilos en un clima de jolgorio moderado eran mas una excepcion idealizada que una regla. La embriaguez y ciertos descontroles inevitables eran moneda corriente. Incluso a veces la cosa terminaba en desmanes callejeros cuando algun co-bebedor lanzaba un desafio a otro y salian a probar fuerza al exterior de la vivienda del anfitrion. Lo que diriamos, “los muchachos terminaron a las piñas”. Tambien se desbandaban hacia las calles cuando se desafiaban a si mismos a demostraran su lealtad y pertenencia como “grupo de bebida”. La parranda nocturna los podia atomizar por la polis, a algunos los sorprendia dormidos en cualquier rincon, y a muchos los llevaba cometer actos vandalicos. Como puede obsevarse, estos comportamientos antisociales que con frecuencia vemos en los jovenes actuales tienen poco de originales y estan bien presentes desde hace 25 siglos o mas. Por eso el rol del simposiarca –mas alla de lo tecnico- era estrategico para evitar ese “komos”, esa procesion patetica y hasta peligrosa de borrachos en procesion comunal. Para graficar la funcion clave del simposiarca, el ateniense Eubulo nos dice con total claridad:


“Para los hombres sensatos preparo solo tres cráteras:
una para la salud, que se beben primero,
la segunda para el amor y el placer, y la tercera para dormir.
Cuando se apura la tercera, los hombres sabios se van a casa.
La cuarta crátera ya no es mía: pertenece al mal comportamiento;
la quinta es para gritar, la sexta para la grosería y los insultos,
la séptima para las peleas,
la octava para romper el mobiliario,
la novena para la depresión
y la décima para la locura y la inconsciencia”.



Los pensadores griegos han dejado sobradas muestras respecto de problematizar la relacion entre el cuerpo, los excesos y el beber desde una perspectiva que consideraba como altamente relevante en la relacion que cada quien establece consigo mismo lo que Foucault llama el “dominio de si”. No se trataba de fomentar ningun tipo de ascetismo, ni de abstenerse de lo placentero, ni de privarse de las delicias de la bebida u otras sustancias. Se trataba de la preocupacion nitida por no ocupar una posicion de esclavos respecto de los que nos place. En consecuencia, no veian con buenos ojos tales desbordes embriagantes pues estos ponian en evidencia la perdida de control y dominio sobre el objeto (en este caso, el vino, pero podriamos igualmente pensar como objeto al “ser que amamos”, o a la comida, o a cualquier destino de nuestra pasion-deseo). La vida cultivada como una estetica de la existencia perdia su "forma" en la borrachera.

Los griegos rechazaban en la intemperancia el exceso, y en este, a la falta de autodominio del sujeto y perdida de gobierno de si. Pero aclaremos que no se trataba de una sancion moral, sino de un problema etico. No habia peor cosa para un ciudadano griego=hombre libre de aquel entonces que mostrarse conduciendose de algun modo como un esclavo. Saberse esclavizado, objeto (y no “sujeto”) de las pasiones, del vino, del placer, del amor, o por el apego desmesurado a una sustancia, al sexo, o lo fuere, todo esto hace que el sujeto se vuelva dominado por el objeto y se aleje de la superior aspiracion a ser “Sujeto de si”.

La pauta “Se amo de ti mismo” era una autentica mision ontologica irrenunciable para ser un verdadero ciudadano. Quien no pudiera gobernar sus impulsos, mal podria mostrarse como ejemplo de un ciudadano a quien se le confiará en el futuro proximo la noble tarea de gobernar la polis. Gobierno de si mismo y gobierno en sentido civico no eran entidades pensables de manera escindida, sino mas bien interactuantes. Se trataba de una cuestion de coherencia civico-subjetiva. Foucault indagara esta problematizacion bajo la idea de la cultura del cuidado de Sí.


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