Un cielo depotenciado o un yo nublado.
Qué más da la distinción y la mezcla de adjetivos cuando cualquier esfuerzo por diferenciar una cosa de la otra nada modificaría.
Escuché bastante música, me desnublaba por momentos pero en otros, los pentagramas me empujaban hacia una especie de estado de prediluvio emocional. Como sea, acudí a gente y sonidos muy diversos, Gnarls Barkley y su Crazy unas varias pasadas, La Renga, un par de tangos de Goyeneche, Coldplay, La mancha de Rolando, Aerosmith, Calamaros (ambos dos, Javier y Andrés)... qué sabor auditivo a… ensalada. Luego debía acompañar a gente querida de visita en este continente a comprar unos trapos a los mercados archibaratos de Bangkok. No quería hacer nada, pero salí autoimponiéndome la obligación dado que en unos dias más vuelven a Buenos Aires. Tomé el tuk-tuk, luego el skytrain y allí terminé: me hundí horas entre telas nepalesas, texturas de la india y mucho silk de la zona, todo en medio de una semimaraña de seres deseosos de rendir tributo al consumo, cosa que acá puede hacerse por muy poco dinero. Como sea, la tarde pasó. Y hasta llovió. Toda esta estúpida suma de aconteceres no me quitó la nubladez de mi clima existencial con que inicié el día.
Volví a Gnarls Barkley, otra vez más! Qué letrita… y qué video! Inspirado en la terriblemente inesperada e incontrolada proyectividad a que invitan las manchas de tinta del conocido Tests de Rorschach…
I remember when, I remember, I remember when I lost my mind
Recuerdo cuando, recuerdo, recuerdo cuando perdí la cabeza
There was something so crazy about that place
Había algo de auténtica locura en ese sitio
Even your emotions had an echo in so much space
Incluso tus emociones hacían eco con tanto espacio
And when you’re out there - without care
Y cuando estás ahí afuera
Yeah I was out of touch
Yo estaba ido
But it wasn’t because I didn’t know enough
Pero no era porque no supiera lo suficiente
I just knew too much
Era porque solo sabía demasiado
Does that make me Crazy?
¿Y eso me hace estar Loco?
Does that make me Crazy?
¿Eso me hace estar Loco?
Does that make me Crazy?
¿Eso me hace estar Loco?
Possibly
Posiblemente
And I hope that you are havin’ the time of your life
Y espero que estés dándote la fiesta de tu vida
But think twice, that’s my only advice
Pero piénsatelo dos veces, ese es mi único consejo
Come on now who do you, who do you, who do you, who do you
Vamos, quién te crees, quién te crees,
think you are, ha ha ha, bless your soul
quien te crees que eres, jajaja, bendita sea tu alma,
you really think you’re in control
tu realmente te crees que lo tienes todo bajo control
Well, I think you’re Crazy
Bueno, yo creo que estás Loco
I think you’re Crazy
creo que estás Loco
I think you’re Crazy
creo que estás Loco
Just like me
igual que yo
My heroes had the heart to put their lives out on a limb
Mis heroes tuvieron el corazón para dejar sus vidas colgadas de un hilo
And all I remember is thinkin’ I wanna be like them.
Y todo lo que recuerdo es que pensaba que quería ser como ellos.
Ever since I was little, ever since I was little it looked like fun
Siempre desde que era pequeño, desde que era pequeño parecía divertido
And there’s no coincidence I’ve come
Y no es una coincidencia que haya llegado
And I can die when I’m done
y pueda morir cuando lo haya logrado
But maybe I’m Crazy
Pero quizás este Loco
Maybe you’re Crazy
Quizás estés Loco
Maybe we’re Crazy
Quizás estemos Locos
Probably
Probablemente
El video es realmente de los mejores que he visto últimamente:
Hoy ha sido un día raro.
No he tenido fuerzas para olvidar. A veces pasa. Lo sé.
Ni olvidar ni recordar parecen estar dentro de nuestro control. Definitivamente, no lo están.
Pero tal vez tenga elementos más rápidamente a mano para sentir hoy la involuntad de la memoria (y en contrapartida, no lograr demasiado con respecto a mi “voluntad de olvido”).
Qué involuntad la del recordar… hoy nada parece frenar los efectos de rememorar, ni la sabia frase con que los estoicos antiguos trataban de detener los efectos a veces nocivos de ciertas representaciones involuntarias (ellos sugerían “preguntar-nos preguntando” a esa representación que invadía la cabeza y parecía estar decidida a estropearnos el delicado estado de equilibrio inestable anímico: -Representación, ¿Qué quieres de mí?). Pero ni el antídoto de preguntar a la “representación” hoy me ha dado resultado. Nada. Nada.
Un signo… y la memoria emocional se desata.
Un grupo de palabras dichas en el justo punto… y el recuerdo echa a andar.
Un sonido… y la memoria asocia representación tras representación sin nuestro previo acuerdo.
Un olor… y ahí estamos, con el ruido de los grilletes tirándonos de cabeza a la cueva de las asociaciones afectivo-sensoriales.
Qué frágiles somos, qué frágiles.
¿Será demasiado culto al valor de la memoria, tal vez por una inercia de ideas que glorifican la idea de la presencia (después de todo que es la memoria sino una forma de re-poner en presencia lo que no es ya presente)? Pero debería sacar provecho de estar viviendo en estos lares, después de todo, esto es Oriente. Después de todo, en este contexto búdico en que me muevo hoy, la impermanencia es un valor erigido contra la dictadura de los apegos a que empuja necesariamente la memoria. El pasado y el futuro no se llevan bien con la trama de la literatura budista que funda el sentido de los hacemos en los “aquíes y ahoras”. Recordar lo pasado es cargar un peso. Anhelar lo futuro inllegado es obra de la fe. Ni hacia atrás ni hacia delante, sólo estarse, así, ahora, allí donde estés. Debí asirme hoy de este contravalor que acá está encarnado en los mapas mentales de los budistas y que pondera lo actual contra el recuerdo apegante o el desgarantizado porvenir impredecible. Pero no soy budista, ni nací en Oriente. Mierda!!! Me crié en Avellaneda, en un barriecito tanguero, un arrabal, una casa con parras y uvas y el silbato de la estación de tren sonando como una pared musical atemporal con el viento de la siesta. Y en mi tierra, en ese mundo que me modeló, que me anudó a ese paraje de signos y sentidos compartidos que llamamos “cultura”, “imaginario social”, o whatever, la memoria es un valor (o la creencia de un valor) pero eso es lo que es. Y automoldearse en contravalores que deshegemonicen lo instituído, no es cosa sencilla.
La cosa es, hoy deseo olvidar y no consigo hacerlo. O al menos sé que desearía aplazar la inminencia de ciertos recuerdos. No me funciona la música, la seda de los estantes, ni sentarme a mirar como pasan los barquitos por el canal del río. Los libros han cerrado su boca el día de hoy y nada pueden decirme. Nada. Estas u otras ridículas maniobras distractivas no parecen poseen fuerza alguna comparada con el desate de nudos afectivos que puede deshacer y rearmar la memoria… sin nuestro consentimiento. Hacer del olvido un acto posible no es cosa fácil. La memoria es más que un ejercicio, es un modo de arrojarnos al mundo de las impresencias para reimponernos la tarea de mirar los fantasmas a la cara otra vez. Otra vez.
Esta noche me prenderé un rico habano, un Romero y Julieta, uno bien puro en honor al olvido.
El humo, esa nubladez, al menos la produciré desde mi propia voluntad esta vez, y de todos modos, el día ya va finalizando acá en Bangkok.
Que escrito tan extraño este… lo sé.
Ah, una frase que me taladró la memoria (sí, esa perra rabiosa, otra vez, qué dentelladas pegan ciertos recordares…) la dijo Robert Desnos, y así me la acuerdo y transcribo:
Te acuestas desnudo en mi cerebro y ya no me atrevo a dormir.
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