miércoles, 12 de marzo de 2008

Sobre la arrogancia de la fe

Rendirse ante la ignorancia
y llamarla Dios
siempre ha sido prematuro,
y aún sigue siéndolo.

Isaac Asimov


Hoy hubo una protesta en Bangkok, una particular, por cierto. Me dió... miedito...

Cientos de muslims frente a la tradicionalmente pacífica y tolerante embajada danesa.

¿La razón? (o debería preguntar más apropiadamente, por la sin-razón o la irrazón...) Paradojas mediante el grupo autoconvocado se llama "Grupo musulmán para la Paz". Las gentes en cuestión -unos 600 musulmanes thais- se encontraban visiblemente enfurecidos contra la libertad de prensa y la actitud no intervencionista ni censuradora del gobierno de Dinamarca ante la re-publicación de caricaturas sobre Alá en el país nórdico.

Aquí, como en otras regiones del planeta se ratifica aquello de que la religión es el último refugio del salvajismo humano, tal como lo planteara a principios del pasado siglo el matemático y filósofo Alfred North Whitehead quien fuera pionero en aunar materia, espacio, matemática a través de lo que llamara "Filosofía de los procesos". Pero deberé dejar para otra vuelta al interesante señor North Whitehead y retornar a los tristes aconteceres tailandeses…

Aclaro que Tailandia tiene religión budista mayoritaria, dado que se considera que entre el 85 y el 94% (los datos varían según las fuentes) de una población de alrededor de 64 millones de tailandeses, son budistas, y apenas un insignificante menos del 10 % de muslims. Pero este aparente pequeño porcentaje parece más que suficiente para mantener la zona sur del país y sus provincias sometidas a intermitentes baños de sangre, mediante atentados, bombas, tiroteos, quemas de edificios, descarrilamientos de trenes y demases "procedimientos" tan propios de separatistas islámicos. Por ejemplo, una de las "técnicas" más difundidas y practicadas por los islámicos radicales en el sur tailandés en las tres provincias meridionales de Yala, Narathiwat, Pattani, Songkhla y Satun (región en la que los musulmanes radicales constituyen sí, una mayoría) es atentar contra escuelas y asesinar específicamente a los maestros, a quienes consideran una fuente de reproducción de creencias contrarias a la fe islámica. Hace muy poco quedó reforzada la seguridad ferroviaria en esa zona producto de las bombas y tiroteos últimos contra los inocentes pasajeros de un tren al que hicieron descarrilar.

Para los tailandeses, su monarquía, la nación y el budismo forman parte de una trinidad (parece que siempre hay trinidades que preservar de las máculas) a la que denominan “los Tres Pilares” (o sathaaban lak). Si se tiene en cuenta que el número de practicantes islámicos es de alrededor de 5 millones (entre el 7.5 y el 8% de la población total) pero que estas cifras poseen una proporción invertida en la región sureñas del país, de Yala, Narathiwat, Pattani, Songkhla y Satun con un 75 y un 80% de habitantes musulmanes de origen malayo, la cosa en el sur de Tailandia se complica para sostener esa mentira llamada “País de las sonrisas”. El conflicto con el sur está claramente islamizado, ese a que variadas particularidades jurídicas de las tradiciones islámicas han sido reconocidas y respetadas en cuatro de las provincias que forman la frontera con la limítrofe Malasia. Allí la Sharia es aplicada a numerosos aspectos de la vida social y laboral, se trate del matrimonio, el régimen laboral o la herencia. El espíritu de tolerancia tailandés respecto de los musulmanes es y ha sido “muy” considerado: desde permitir usar un patronímico islámico, a adaptar las horas de trabajo de funcionarios muslims a las oraciones del viernes, o tomar libres las fiestas islámicas, hasta obtener permisos para viajar en peregrinación a la Meca –viaje para el que el gobierno tailandés concede también dinero a través de préstamos especiales. Es indudable que la tolerancia es más que enunciativa como se puede evidenciar en estos ejemplos. Por otra parte, los grupos radicalizados son disidentes, pero a la vez se diferencian bastante entre ellos por sus objetivos, metodología y demandas no coincidentes. Pero la fidelidad al Islam es denominador común. Y el Islám es una religión poderosamente voraz más allá de lo que se negocie, de lo que se otorgue como derechos civiles, de lo que se tolere o se respete. El Islam siempre va “por más”.


Cada cierto tiempo, los muslims hallan una forma de sacar afuera su odio visceral, derramándose desde ese sur beligerado, y golpeando en el corazón de la propia capital, transformando a la llamada “Bangkok - ciudad de ángeles” en un lugar tristemente agitado por la violencia psicótica de los radicalismos religiosos.

Si Schopenhauer decía que las religiones eran obras maestras del arte, el particularísimo arte de entrenar animales acerca de cómo pensar y vivir, no es menos cierta en esta ocasión una de sus frases más aplicables a este caso: "Las religiones, como las luciérnagas, necesitan oscuridad para brillar."

Y sí, se nutren en oscuridades existentes, o de las que quieren ver como oscuridades para justificar su violento apetito siempre deseoso de imposición y "Verdad".

Esta vez la sacra excusa ha sido la libertad de prensa danesa. Los autodenominados "pacíficos" quemaron banderas danesas, fotos del primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen y del caricaturista Kurt Westergaard, entre otras expresiones ... pacíficas????!!!! Esto sin agregar los dichos que los ofendidos "pacifistas" ofrecieron a los medios y que han sido ppublicados por la prensa a través del periódico Bangkok Post: "Deberíamos hacer algo más violento que sólo protestar, pero por hoy nos mantenemos pacíficos". Bueno, pensé, espero que este "por hoy" se mantenga mientras ande por estos lares... esta gente sí que me da miedo.

Un blog interesante sobre el tema, con un par de ilustraciones humorísticas sobre el tema del Islam, y con comentarios que se las traen es (en inglés):


http://www.theinformationparadox.com/2008/03/on-arrogance-of-islam.html


"As cultures are colliding across the globe, so are religious sensibilities. Where most other world religions have had centuries to become accustomed to ridicule and scathing expose', Islam has not.

When those with Islamic faith move out of middle eastern nations and into liberal, modernized nations the Muslim adherents seem bent on making the populace conform to their backward, third century lifestyle.

Here are a few examples of recent news where the Islamic citizens in western nations are imposing upon culture and lifestyle:

Now, these are the first few stories that came up after a quick search. There are numerous other similar incidences reported almost daily. In lieu of protesting the more extreme sects their own religion, the jihadists that purportedly give the 'religion of peace' a bad name, they lash out at the infidels who 'offend' Islam, though not being adherents of the religion they know no better.

There is an arrogance here that is rearing it's ugly head more and more. Islam, the 'convert by the sword' faith, is going to force everyone conform to their idea of law and if we refuse we will be killed. That is not my concept of a religion of peace.

The countries and cities that are kowtowing to the whims of the faithful because they fear violent backlash only lend credence to the Islamic fervent arrogance and do nothing in the way of quelling the push of their Islamic Law on to the backs of the rest of us. I do not need follow Muslim religious tenets because I am not a follower of the fifth century pedophile, Muhammed. Modernized western nations need to illustrate to these 'faithful' that their arrogance is unfounded, and that their ridiculous claims of offending the prophet will be ignored.

Islamic law is not my law... and it will remain that way."




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Photo from EFE Agency

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