Gilles Deleuze
Cada uno arriesgaba algo, ha ido
lo más lejos posible en este riesgo, y extrae de ahí un derecho imprescriptible.
¿Qué le queda al pensador abstracto cuando da consejos de sensatez y
distinción? ¿Hablar siempre de la herida de Bousquet, del alcoholismo de
Fitzgerald y de Lowry, de la locura de Nietzsche y de Artaud, permaneciendo en
la orilla? ¿Convertirse en el
profesional de estas habladurías? ¿Desear solamente que los que recibieron
estos golpes no se hundan demasiado? ¿Hacer investigaciones y números
especiales? ¿O bien ir uno mismo para ver un poquito, ser un poco alcohólico, un
poco loco, un poco suicida, un poco guerrillero, lo justo para alargar la
grieta, pero no demasiado para no profundizarla irremediablemente? Dondequiera
que se mire, todo parece triste. En verdad, ¿cómo permanecer en la superficie
sinquedarse en la orilla? ¿Cómo salvarse salvando la superficie, y toda la
organización de superficie, incluidos el lenguaje y la vida? ¿Cómo alcanzar esta
política, esta guerrilla completa?
(todavía cuántas lecciones por recibir del estoicismo...)
Gilles Deleuze
En "Lógica del sentido"
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